sábado, 18 de julio de 2015

Mi origami las campanillas

Erase una vez un rayo de sol, que era la hija menor y mimada del astro de luz. Y justo porque era la más pequeña y mimada, su padre le dejaba ir donde quería su corazón. 

Un día, el rayo de sol decidió pasearse por un jardín que parecía el paraíso. Las flores, de vivos colores y perfumadas, se movían bajo la brisa suave del cálido viento de primavera.
- ¿Y qué pasara si cogiera una linda flor para ponérmela en el pelo? preguntó el rayo de luz.   
Y rápido, como ella era, eligió una flor y se levantó de nuevo en el aire.
Todas las flores del jardín miraron asombradas al cielo y empezarn a murmurar:
- ¿Habeis visto? ¿Era hermosa? ¿Tenía vestido de oro? ¿Qué flor eligió la princesa?
- Seguramente cogió una rosa, dijo una rosa grande, aterciopelada y roja, sobre la cual las gotas de rocio brillaban como diamantes.
- Yo creo que eligió a uno de nosotros, contestó un tulipán amarillo.
- ¡De eso nada! dijo un lirio orgulloso. Eligió a uno de mis hermanos. ¿No veís lo perfumados que somos?
Incluso una pequeña violeta africana argumentó que el rayo de sol cogió a una de sus hermanas y no otro tipo de flor.
Solo en un rincón, estaba llorando alguien. Era una pequeña  y frágil campanilla, cuya cola había sido rota por el vestido de la princesa.
Como el rayo de luz no estaba lejos, la oyó y se arrepintió mucho, dejando caer sobre ella una lagrima como una perla que cayó sobre la cola rota de la campanilla, sanándola de inmediato. 
Pero no fue lo único que pasó. La princesa rayo se sentó al lado de la campanilla y le dijo:
- Pobre frágil flor, ¡lo siento por haberte hecho sufrir! ¿Qué deseo te podría conceder para reparar mi error?
- No deseo nada, contestó la campanilla, bajando su corola.
- ¿No quieres la belleza de la rosa, el perfume del lirio o el brillo del tulipán? insistió el rayo de sol.
- - De acuerdo, asintió la campanilla. Si realmente me quiere ofrecer un regalo, permítame salir la primera debajo de la fría nieve, para que todo el mundo sepa y disfrute por la llegada de la primavera. 
Y asi es como paso. El rayo de sol beso a la campanilla y el hechizo se cumplió. Luego desapareció en el cielo, de donde bajó.
Desde entonces, la campanilla es la primera flor que nos sonríe entre la nieve cada primavera y,  gracias a ella, todo el mundo sabe que el tiempo gris se está acabando. 









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